Cuando empiezo una obra nunca sé cómo quedará terminada. Realizo bocetos donde plasmo mis ideas, dibujo formas e interacciones que me conmueven. Algunos lienzos los realizo rápidamente, otros los tengo que abandonar. Depende de mi estado de ánimo, del ambiente... de lo que me ocurre a mi, de lo que ocurre en el mundo.
La inspiración y las ideas de las que surgen mis creaciones artísticas son origen de un estado de consciencia casi místico que me ayuda a captar el movimiento interno de las cosas, el ritmo del universo. No puedo crear una obra que sea realmente sincera si estoy desconectada de mi realidad interior.
Trato de responder a mis preguntas sobre la duración de la vida, la dimensión del tiempo... el espacio. ¿Tienen estos dimensión? ¿Existen en el universo el tiempo y el espacio? Me doy cuenta que al mirar quiero ver más allá de lo que conocemos... Cada obra es para mi un microuniverso, básico y muy primario, pero universo... al fin y al cabo.